Alguna vez se ha sentado usted muy silenciosamente, no con la atención fijada en algo, no haciendo un esfuerzo para concentrarse, sino con la mente muy quieta, realmente silenciosa? Entonces escucha todo, ¿no es así? Escucha tanto los ruidos lejanos como los que están más próximos, y también los sonidos inmediatos, muy cercanos a usted, lo cual significa que presta atención a todo.
La mente no está restringida a un solo canal estrecho y pequeño. Si puede escuchar de este modo, con facilidad, sin esforzarse, hallará que dentro de usted se produce un cambio extraordinario, un cambio que adviene sin que ponga voluntad en ello, sin que lo pida; en ese cambio hay gran belleza y profundidad de discernimiento.
sábado, 30 de abril de 2011
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